Me pasa que soy muy echá pa' alante. A menudo pienso que hacer las cosas sólo es cuestión de voluntad y con esta premisa acumulo multitud de iniciativas. A posteriori, me doy cuenta de que éstas no se hacen solas y que mi impulsivo idealismo me lleva a tener a diario más frentes abiertos de los que puedo asumir.
Así soy. Una persona a la que, por ejemplo, le seducen cientos de títulos de libros, a la que no le da pereza ir a la biblioteca a tomarlos prestados, que saca tiempo por las noches para dedicarle un rato a la lectura, pero que luego amontona en la mesita de noche un arsenal de obras pendientes.
Esta soy yo. Una persona cuya carta de presentación no es otra que la de una idealista que ha creado un blog porque un día pensó que, como con los libros, sería una buena idea iniciarlo.
Así me obligaría a escribir y acercarme más al Periodismo, más cerca de lo que estoy ahora a pesar de que trabajo en un medio de comunicación. ¡Paradójico, verdad! Eso sí, nada de pretensiones. "Mi blog hablará de lo que me pase por la cabeza", ideé enseguida. Contaré lo que me inquiete. Homenajearé a las personas a las que quiero. Hablaré de lo que surja. Porque, claro, una sabe que no es Victoria Prego, ni tiene tantos recursos.
Admitidas mis limitaciones, aquí estoy, en este berenjenal. Con el miedo en el cuerpo por tener un blog activado y vacío y no saber si voy a poder escribir en él siempre que quiera; si voy a llenarlo con textos todo lo especiales y personales que quisiera... Y reflexionando, he descubierto que antes de andar ya me había parado por el miedo, por la autoexigencia.
Tras varios días en sequía he decidido que mi blog merecía una explicación y una oportunidad. Y lo voy a intentar. Voy a intentar darte vida, moldearte a mi imagen y semejanza. Sabes que no busco protagonismo, ni entidad. Lo haré por satisfacción personal. (Bueno, y por no escuchar a ese pepito grillo que no para de recordarme "tienes que actualizarlo"). Sí, quiero.
Porque te lo has currado. Porque me has ilusionado. Porque me has esperado pacientemente estos días. Porque ahora mismo me estás ayudando a realizarme. Porque lo importante en la vida es comprometerse con las cosas, aunque no acaben siendo lo ideales que pensamos. Y, aunque en mis sueños fuiste ese blog periódicamente actualizado y con textos espléndidos y especiales, hoy los dos sabemos que ni tú registrarás tantas visitas como Google, ni yo acabaré siendo Victoria Prego. Y nos da igual.
No sé si me explico. Nunca un mal comienzo es determinante. Tú, como Pablo Picasso, naciste sin oxígeno. Hoy te doy el humo que necesitas para vivir (pero sin puro, ya sabes que no fumo).
jueves, 30 de octubre de 2008
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